martes, 15 de febrero de 2011

La educación, ¿un bien público?

El asalto a la educación pública

14dic 2010


JOSEP FONTANA (Diario Público)
En el actual desguace del Estado del bienestar le ha tocado el turno a la educación pública, y en primer lugar a la superior. En Italia la reforma Gelmini se propone eliminar un gran número de profesores y reducir considerablemente los fondos destinados a la universidad y a la investigación. Ante las protestas de estudiantes y profesores, Berlusconi ha manifestado: “Los verdaderos estudiantes se sientan en su casa y estudian, los que salen a las calles son alborotadores”. El otro foco de protestas ha sido Gran Bretaña, donde una propuesta semejante va acompañada del anuncio de una subida brutal de las tasas universitarias, que dejaría la educación superior reducida a un privilegio para los hijos de las clases elevadas.
El asalto no se refiere solamente a las universidades. En Estados Unidos –y es bueno fijarse en lo que ocurre allí, porque es el anuncio de lo que nos puede llegar pronto– la escuela publica está siendo atacada por dos caminos distintos. En primer lugar, por la necesidad de reducir el gasto. Michael Bloomberg, el multimillonario alcalde de Nueva York, ha puesto al frente de sus escuelas a Cathleen Black, presidenta del grupo Hearst (que edita publicaciones como Cosmopolitan o Marie Claire), una ejecutiva sin ninguna preparación en el terreno de la educación, que ya ha anunciado que su tarea se va a centrar en reducir el gasto del sistema escolar público, que es el que usan los pobres. Bob Herbert, que sitúa estos hechos en el contexto de una Norteamérica en que coinciden el mayor paro y los mayores beneficios de las empresas financieras, advierte: “La guerra de clases de la que nadie quiere hablar sigue sin pausa”.
Hay una segunda línea de ataque, en que participa activamente la Bill and Melinda Gates Foundation, que combate la escuela pública como ineficaz, sin tomar en cuenta la pobreza de recursos con que funciona, y acusa de ello a los sindicatos del profesorado, que se niegan a aceptar el despido de los maestros menos capacitados. Su alternativa son las charter schools, que están “exentas de reglas locales o estatales que inhiben una administración y gestión flexibles”.
Lo que estos planteamientos suelen ocultar es que, detrás de los argumentos de coste y eficacia, hay el propósito de combatir una enseñanza independiente y crítica, que se pretende reemplazar por otra que inculque valores patrióticos y conformismo social. James Loewen explica, en su libro Lies My Teacher Told Me, que los profesores norteamericanos tienen que ir con cuidado cuando hablan en clase de temas como, por poner un ejemplo, la guerra de Vietnam. “He entrevistado a profesores de Enseñanza Secundaria que han sido despedidos, o han recibido amenazas de despido, por actos menores de independencia como los de proporcionar a los alumnos materiales que algunos padres consideran discutibles”. Lo cual, sabiendo que nadie va a acudir a defenderles, les empuja a “la seguridad de la autocensura”.
Las bibliotecas son otro escenario de esta lucha. No sólo las de las escuelas –donde la Asociación de bibliotecarios de Estados Unidos ha denunciado que basta con la queja de un solo padre para eliminar un libro–, sino las públicas en general. Kurt Vonnegut ha elogiado a aquellos bibliotecarios que “han sabido resistir enérgicamente a los energúmenos que han tratado de eliminar ciertos libros de sus estantes y que han destruido los registros de los lectores antes que revelar a la policía del pensamiento los nombres de las personas que los han consultado”.
En un sentido semejante va la decisión del actual Gobierno pospinochetista chileno de disminuir las horas de Geografía, Historia y Ciencias Sociales en las enseñanzas Primaria y Secundaria, que ha provocado manifestaciones de protesta de profesores y estudiantes. O el menosprecio por la presencia de las Humanidades en la universidad, que ha llevado a un crítico de Not for profit –el libro en que Martha C. Nussbaum sostiene que la enseñanza que desarrolla un pensamiento crítico es necesaria para la supervivencia de la democracia– a realizar afirmaciones como la de que “los académicos emplean su tiempo y energía escribiendo monografías ilegibles sobre temas sin interés alguno”.
La tendencia, tanto en la escuela como en la universidad, apunta en la dirección de limitarse a ofrecer una formación que se dedique a preparar para el ingreso inmediato en la empresa. Se trata de consolidar el tipo de “currículum oculto” de que habla Henry A. Giroux por el que “la clase dominante se asegura la hegemonía”, transmitiendo “formas de conocimiento, cultura, valores y aspiraciones que son enseñadas, sin que nunca se hable de ellas o se expliciten públicamente”.
Todo lo cual debería llevarnos a reflexionar sobre las motivaciones que hay detrás de estas políticas. La idea de que sólo se puede combatir el déficit por el procedimiento del recorte del gasto social, ha escrito hace pocos días el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, “es un intento de debilitar las protecciones sociales, reducir la progresividad del sistema de impuestos y disminuir el papel y el tamaño del Gobierno mientras se dejan determinados intereses establecidos, como los del complejo militar-industrial, tan poco afectados como sea posible”.
La educación pública es una parte esencial de nuestros derechos sociales y una garantía del futuro de nuestras libertades.
Josep Fontana es historiador
Ilustración de Jordi Duró


3 comentarios:

  1. En mi opinión me resulta difícil de creer que pongan al mando en muchas ocasiones se ha podido ver , a gente incompetente o simplemente que no tiene cualificación para realizar el trabajo que se le ha asignado, como ocurre con la ejecutiva que está al frente de una escuela pública , además pienso que no le sirve de nada al estado quejarse de la mala cualificación ya no docente sino universitaria de estos y los futuros años , cuando lo primero que intentan para reducir gasto social , es reducir subvenciones a la educación pública y así pretenden que los actuales estudiantes sean el futuro de muchos países, si suprimen tantas asiganaturas como dicen no sabrán más que sumar y restar y no tendrán prácticamente cultura genreal serán ignorantes, les faltará y hoy día nos falta más cultura general.

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  2. Desde mi punto de vista está claro que los estados intentan cada vez más la privatización de la educación, sobre todo superior. El caso más cercano a nosotros es el plan Bolonia, con el que cualquiera debe realizar un máster después de su carrera, máster que deberemos pagar, y no precisamente barato, de forma que solo las personas que tengan dinero podrán llevarlo a cabo. Es sencillo descubrir la finalidad de estas reformas, la educación es la base para que nosotros tengamos una opinión y para que estemos informados, lo que crearía revueltas en contra de los que están en el poder, de forma que las personas que no reciban educación serán más fáciles de engañar, el poder estará siempre entre las clases privilegiadas, es decir, las que tengan dinero para pagarse los estudios, se formarán clases sociales, pero eso ya lo hemos vivido, ¿no? Retrocederíamos en el tiempo.
    En Estados Unidos, la mayor parte de la población está en contra de cualquier gasto público que no sea dirigido al ejército, lo consideran un robo, pasa con la educación igual que con la sanidad y ellos mismos se están cavando sus propias tumbas, a no ser que empiecen a darse cuenta que no es un "robo" si no una ayuda.
    Respecto a lo que dice de que hay profesores que han sido despedidos por hablar o dar información a sus alumnos de algún tema en concreto, también pasa en España en los colegios privados católicos.
    Lidia Latorre 1º Bach A

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  3. Estoy de acuerdo con la opinión del historiador Josep Fontana en cuanto a que “la educación pública es una parte esencial de nuestros derechos sociales y una garantía del futuro de nuestras libertades”. La educación pública es vital para el desarrollo y aprendizaje de conceptos y diversos valores para los niños que algún día serán el motor económico de un país.

    Debido a que la crisis afecta a nivel internacional, se están produciendo diversos recortes en materia de derechos sociales. Este texto, fundamentalmente critica el recorte hacia la educación pública. Creo que, no sólo no se debería recortar los presupuestos a la educación si no que habría que aumentar la inversión en ésta. Los niños de hoy deberían recibir la mejor instrucción posible ya que son nuestro futuro, dependeremos de ellos para cobrar nuestras pensiones al igual que los mayores dependerán de nosotros para cobrar las suyas.

    Es de vital importancia formar a los niños lo mejor posible, ya que, ante el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la natalidad seremos muy pocos los que mantengamos a muchos, por lo que es importante mejorar la productividad media del futuro trabajador. Es aquí donde la educación pública debería hacer hincapié.
    Otra cosa que me parece curiosa es que se puede relacionar este texto con uno de los principios del economista Noam Chomsky: “Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad” que habla de la diferencia existente entre la educación pública y la privada, de forma que la distancia existente entre clases sea cada vez mayor.
    Hacia el final del texto, el autor realiza un crítica al actual plan de formación universitaria, al plan “Bolonia”. Dice que son las empresas las que, en cierto modo, están formando al trabajador, ya que con este nuevo plan de estudios, se centra más en la práctica del estudiante que en su formación teórica, de forma que cuando salga de la Universidad podrá acoplarse de manera inmediata a su puesto de trabajo sin necesitar un largo período de prácticas. En este punto estoy de acuerdo con el autor, a pesar de estar más limitado en cuanto a conocimientos y a una mayor amplitud de elección de oportunidades, podrá ocupar de manera inmediata un puesto de trabajo. Por contra, un alumno del plan anterior deberá ejercer un mayor número de prácticas en empresas para obtener la necesaria formación práctica.

    Por último, decir que hay que fomentar la educación, hay que asentar las bases de un futuro sólido y la educación es la única solución para combatir la ignorancia y poder comprender qué está sucediendo, qué debemos hacer, estudiar el pasado, comprender el presente y prevenir el futuro.
    SARA SANTOS SOLANA 1ºBACH.A

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